Archive for diciembre, 2018


Esta es una nueva ciencia, la ecología de la conservación, que ha surgido a raíz de una análisis profundo sobre los resultados y actividades de la biología de la conservación en los pasados cincuenta años.  Cambia el paradigma de la conservación pasando de una reflexión sobre los componentes de la biodiversidad a una reflexión sobre los procesos de la biodiversidad. Así, se incluyen las perturbaciones antropogénicas, una parte importante en al regulación de los procesos ecológicos. 

Conservacion y planificacion


La ecología de la conservación es una “línea de pensamiento y estrategia metodológica que se orienta a lograr la coexistencia entre la conservación de los procesos ecológicos esenciales, que determina la funcionalidad de los ecosistemas y el aprovechamiento sostenible de los recursos que  estos ofrecen a la población local” (Junta de Andalucía, 2003).  

Esta aproximación ecosistémica surge como una respuesta a la falta de éxito de muchas medidas conservacionistas basadas en principios evolutivos (biología de la conservación).   Además, esta aproximación sustenta que solo mediante la protección del ecosistema entero se pueden conservar toda la diversidad biológica contenida en él (Franklin, 1993).  También, se cree que esta aproximación trata de fortalecer la resiliencia de los ecosistemas haciéndolos menos vulnerables a futuras perturbaciones y así garantizando la conservación de los mismos (Walker, 1995). 


La conservación de especies por especie esta destinada a desaparecer por ser inefectiva para la conservación de toda la diversidad, por los elevados costos, la poca paciencia de la sociedad para ver resultados y el conocimiento científico  necesario para ejecutar las medidas de conservación deseadas (Franklin, 1993). Lambeck (1997) propone utilizar una de las herramientas de la biología de la conservación: las especies focales; para construir una aproximación multifocal a la conservación de la naturaleza. En concreto, la ecología de la conservación propone una modificación de los métodos de la biología de la conservación, pero para alcanzar el mismo objetivo, el cual es la conservación de la diversidad biológica. 


El pensamiento más reciente dentro de la conservación plantea una integración de ambas perspectivas para el fortalecimiento de las medidas de conservación. Ejemplo de este tipo de trabajo lo encontramos en el trabajo de Sergio et al. (2003), en el cual plantea la integración de la conservación de Milvus migrans y la conservación de los ecosistemas eutrofizados de las lagunas pre-alpinas. La pregunta sería, sí en El Salvador tenemos algún ejemplo en que un plan de conservación de especie, por ejemplo la tortuga marina esté tomando una aproximación ecosistémica, teniendo en cuenta la función de la tortuga marina más que el elemento puntual de biodiversidad que se está conservando.


El enfoque ecosistémico es un duro salto para muchos de los conservacionistas, ya que pensar en la resilencia de los elementos de biodiversidad (ej: tortugas y manglares) es un trabajo que no se ha hecho y se piensa más en la protección del elemento basado solo en fomentar nacimientos y disminuir muertes. Habría que pensar en el efecto ecosistémico del aumento de estas natalicios; probablemente se puedan lograr restringiendo de los factores que limitan la natalidad; o la aproximación ecosistémica, viendo cuanto de esta perturbación (hasta antropogénica) el elemento o proceso acepta sin romperse (resilencia). 


Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información de este tema en http://samayoavaliente.com/

Publicado originalmente en El Diario de Hoy 17 de diciembre de 2019

El pacto social está roto. Se ha roto la confianza que tenemos en el gobierno, en el sector productivo e incluso en la sociedad civil. Esta falta de confianza no genera inversión, ni innovación, ni productividad, ni equidad. Esta ruptura es tan grave que hemos perdido la confianza entre nosotros mismos. Latinobarómetro en 2017 indicó que solo el 17 % de los salvadoreños tenemos confianza interpersonal, es decir que tenemos confianza en nuestros vecinos, en las personas que nos rodean. Aunque es tres puntos arriba del promedio latinoamericano, es un resultado desalentador.

Leviatán

Hemos perdido la confianza en nuestras instituciones. Es claro que, en el momento que pagamos nuestros impuestos ponemos en duda que veamos un retorno positivo de lo que pagamos. Hemos perdido confianza en el sector productivo. No confiamos en lo que nos prometen; sentimos que nuestros derechos como consumidores no son respetados y que en la primera oportunidad que tengan nos estafarán. Incluso la misma sociedad civil sentimos que nos estafa, que más que un genuino interés en la sociedad, es un interés en conservar sus empleos.

Quizás es una postura muy cínica, pero los datos de Latinobarómetro nos pintan esa realidad. Esto no significa que no podamos construir confianza. Reparar nuestro averiado pacto social. Necesitamos una hipertransparencia profunda, diáfana. Esto, a los que tienen algo que esconder les dolerá mucho, pero solo si quitamos todos los velos que existen adentro de nuestras empresas, nuestro talento humano tendrá confianza en lo que hacemos. Solo sí transparentamos por completo el uso de los fondos públicos, entonces podremos recobrar un poco de confianza.

La cura para reparar nuestra democracia rota es más democracia. No podemos buscar soluciones antidemocráticas o antipolíticas. Necesitamos profundizar en la democracia, necesitamos crear mecanismos de diálogo funcionales, tenemos que invertir en el capital social. Solo así podremos reparar el pacto.

Podemos recuperar nuestro pacto social si buscamos mejorar en seis áreas: bienestar humano y progreso social; creación de riqueza; innovación y tecnología; balance ambiental y ecoeficiencia; política económica y mercado de capitales; y desarrollo institucional y contrato social. Ojalá sea esta la discusión que tengamos como sociedad, si nuestra discusión sigue estando desenfocada, no lograremos recuperar la confianza.

Si llevamos a los funcionarios públicos a las comunidades y no llegan en grandes camionetas sino que como un ciudadano, entonces habremos comenzado a recuperar la confianza. Si vemos al sistema judicial independiente y juzgando a los corruptos, entonces comenzaremos a recuperar confianza. Si logramos que nuestros vecinos no nos bloqueen la salida de nuestra casa, si el camión de la basura pasa todas las semanas y a la misma hora. Si la etiqueta de los productos refleja la realidad del contenido. Si logramos reducir la tentación de utilizar el marketing político para engañar y la cambiamos por el diálogo abierto, transparente y sincero. Entonces y solo entonces repararemos lo que hemos estado sistemáticamente rompiendo.

No necesitamos líderes políticos, empresariales o de cualquier tipo, que busquen fomentar la desconfianza que refuerce nuestras diferencias. Necesitamos líderes que no nos mientan; personas con integridad absoluta y con valores. Este es un proceso radical, que nos pueda dar la tentación de parar, pero mientras no pongamos un vidrio enfrente de nuestras casas y dejemos la puerta abierta, no lograremos no tenerle miedo a nuestro vecino. Es un acto de egoísmo colectivo, sustraerse determinados derechos y entregarlos a una instancia superior creada por el colectivo, el Leviatán, para asegurar nuestra supervivencia.


Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información de este tema en http://samayoavaliente.com/

La preocupación del hombre por su entorno es seguramente milenaria, ya desde el hombre paleolítico existía dicha preocupación. Existen muchos ejemplos que demuestran  la preocupación del ser humano por el ambiente que le rodea, pasando por Platón, el emperador Ashoka (Dorst, 1965) en la India, hasta muchos personajes de la Edad Media,  ha existido siempre esta preocupación;  ya sea por conservar sus recursos de caza o madera, hasta por conservar lo ambiental tal cual lo contemplamos (Delibes, 2002). 

Conservacion y planificacion


Tal vez el aporte más grande a este pensamiento conservacionista lo dio Charles Darwin,  quien fue el primero en relacionar a los seres humanos con el resto de seres vivos.  También de suma importancia son los aportes de Marsh en su libro públicado en 1864 Man and Nature: or, Physical Goegraphy as Modified by Human Action donde se establece que los seres humanos son agentes de modificación de su entorno.

Alrededor de 1950, se comenzaron a publicar muchos estudios que trataban sobre la problemática ambiental e intentaban dejar claro que el hombre no era “el centro de la creación”, sino una parte de una compleja red de relaciones. Además, muchas, de estas publicaciones plantean las bases de lo que hoy en día se conoce como biología de la conservación. Entre las publicaciones más importantes tenemos a: Leopald (1949), Elton (1958), Carson (1962), Dorst (1970), Ehrlich y Ehrlich (1968), y MacArthur y Wilson(1967).


Ya para finales de los sesenta y principios de los setenta se había logrado crear la Reserva Biológica Doñana por José Antonio Valverde y en Inglaterra se comenzó a publicar la revista Biological Conservation. A partir de esta época, se publican otra serie de libros que fueron los fundamentos de la biología de la conservación (Delibes, 2002). 


Los principios de la biología de la conservación fueron establecidos en una conferencia sobre el tema en la Universidad de California en San Diego, de la que salio publicado el libro que editó Soulé y Wilcox (1980). Ahí se define un principio fundamental de la biología de la conservación, que es el enfoque sobre la conservación de los componentes de la biota: conservar los genes, poblaciones, especies y ecosistemas. Soulé (1986) pone énfasis en las pequeñas poblaciones y en las que tienen riesgo  de extinción, principiomuy importante de la biología de la conservación actual.  Así mismo dice que: “la situación raramente permite disponer del tiempo suficiente para comprobar todas las hipótesis de trabajo relevantes; frecuentemente la mejor hipótesis deber ser seleccionada e implantada”. Este principio demuestra el carácter de urgencia que muchas veces se tiene en los problemas de conservación. 


Ahora, los principios de donde se basa la biología de la conservación, tienen un sustento evolutivo desde  el cual se analiza y proponen soluciones.  A continuación, se extraen algunos puntos que Delibes (2002) presenta como unas pinceladas del modo en que el evolucionismo afecta los planteamientos de conservación tradicionales; así tenemos los siguientes: Un marco de desequilibrio (Pickett et al., 1992);Toda la biodiversidad es importante (Wilson, 1992), pero hay que centrar las actividades en aquellas especies focales; Lecciones del pasado o  La sexta extinción, el Homo sapiens puede ser el causante directo de la próxima gran extinción;  Hipotecas sobre el futuro, todos los factores actuales “ponen en interrogación la evolución futura” (Myers y Knoll, 2001); La genética, es la base de la conservación; La trascendencia de los vínculos ecológicos (Herrara, 2002); La valorización de la biodiversidad; y El lugar del Homo sapiens en elárbol de la vida. 


Estos puntos nos servirán para poder evaluar los planes de conservación de especies y la planificación  espacios naturales protegidos. En la próxima entrega, trataremos de plantear algunos conceptos fundamentales para entender otra aproximación a la conservación denominada ecología de la conservación.


Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información de este tema en http://samayoavaliente.com/

Agua para todos

Publicado originalmente en El Diario de Hoy el 3 de diciembre de 2018

La mala gestión del agua no es responsabilidad exclusiva de una administración o de una institución, es también responsabilidad de algunos empresarios, agricultores y comunidades. Todos compartirnos la culpa de la mala gestión del agua. Desde los que desperdician el agua limpiando una acera; a los que barren la basura y la echan en los tragantes; a la empresa que ha operado por 20 años sin tener una planta de tratamiento; o todas las alcaldías que dan permisos de construcción y no tienen alcantarillado o una solución de saneamiento, que venden fantasmas de inversión que saben que no existe la capacidad real para realizarlos y que inexplicablemente favorecen a colegas.

No debería ser tan difícil, en un país como El Salvador, garantizar agua para todos. Para todos los salvadoreños, para la agricultura y para la industria. El Salvador tiene un superávit de agua, tenemos un promedio anual arriba de los 2000 mm. En escala mundial eso nos sitúa dentro de los climas más lluviosos. Aun así, no es misterio que existe una profunda crisis del agua. Esta crisis es mayoritariamente debida a una mala gestión del agua.

Es una de las crisis más importantes de nuestros tiempos, nos está matando. La mala calidad del agua nos enferma, el desbordamiento de ríos y quebradas nos ahoga, la falta de agua nos mata, nos hace migrar, nos hace tomar acciones desesperadas y fortalece el odio y la violencia. Es fácil de imaginar a los extremos que se puede llegar, si alguien le hecho veneno (contamina) al agua que toman sus hijos. Y es que hay una clara crisis de agua, hay una crisis de acceso al agua potable, esta es una crisis que no es por falta del recurso, es por mala gestión.

En el siglo 20 murieron 130 millones de personas como consecuencias de hambrunas, en una de las más grandes que afectó a Etiopía, Somalia y Chad a finales de los 70´s, la producción mundial de alimentos de esos años equivalía al 142% de lo necesario para alimentar a la humanidad. No se murieron por falta del recurso, murieron por una malévola inequidad. De las misma manera en El Salvador hoy no tenemos agua, no porque no exista el recurso, no tenemos agua porque hemos hecho una pésima gestión del recurso.

Agua para todos es una realidad que se puede alcanzar en corto tiempo. Tiene que ver con un concepto central y cuatro principios básicos. El agua es un derecho humano y la gestión del agua debería de estar guiada por la declaratoria de Dublín. El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el medio ambiente. El aprovechamiento y la gestión del agua deben inspirarse en un planteamiento basado en la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles. La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua. El agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y debería reconocérsele como un bien económico.

Para garantizar adherirse a estos principios, tenemos que hacer cuatro acciones claras: 1. Gestión de las aguas residuales: debemos todos pagar por el agua sucia que sacamos. 2. Gestión de cuencas: establecer con un sistema de cobro y pago por servicios ambientales. 3. Gestión de áreas protegidas: una aproximación ecosistémica a la gestión de territorios generadores de agua potable. 4. Gestión de la infraestructura: Inversión en distribución y reparación de acueductos.

No necesitamos un uso político, mediático, ni mucho menos electoral del agua. Necesitamos ciencia, principios y acciones concretas. Estas acciones son complejas pero no inalcanzables, si despolitizamos la gestión del agua, nos basamos en principios internacionales, podemos llegar a los consensos necesarios para que realmente tengamos Agua Para Todos.


Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información de este tema en http://samayoavaliente.com/