Category: Riesgo


La vuelta a la vida

Publicado Originalmente en El Diario de Hoy 19 de junio de 2020 https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/reapertura-economica/725274/2020/

Hemos estado más de 90 días atrapados en nuestras casas. Lo hemos hecho porque ha sido necesario, porque necesitábamos tiempo para que el estado se modernizara, para que se entendiera mejor la enfermedad, para que las empresas modificaran sus protocolos, para que el mundo estuviera listo para volver a la nueva normalidad.


Ahora nos enfrentamos a otros 90 días de adaptación a la nueva normalidad. Llegamos llenos de pánico, con inseguridades, con desconfianza, con el pacto social más roto que nunca. Por un lado nos han dicho que si vemos a nuestros hijos en la calle estarán muertos en media hora; por otro lado nos dicen: tengan fiestas de 1000 personas en un sauna y gocen su vida que solo es un gripón. En medio de estas claras dos exageraciones está la verdad.


La verdad en un mundo de desinformación y sobre información cuesta verla y distinguirla, aunque se nos estrelle enfrente no la podemos ver, ya no confiamos en los políticos, en los científicos o en nuestros vecinos, poco a poco tendremos que ir reconstruyendo la confianza; poco a poco tendremos que volver a nuestra vida, a nuestra nueva vida.

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No hay nada más rebelde en estos días que no enfermarse, conservar la salud es el acto supremo de rebeldía, demostrar que no necesitamos más cuarentenas y que podemos manejar la libertad, es la señal pura de que hemos evolucionado como sociedad. Para lograr esta transformación social significativa necesitamos dos cosas: 1) cultura de salud y seguridad: esto nunca ha sido el fuerte de El Salvador, tiramos la basura en cualquier parte, hacemos un pésimo manejo de las aguas residuales, construimos donde podemos no donde debemos, pero el COVID-19 nos pondrá nuevamente a prueba. 2) Tecnología: todos tenemos que invertir en la mejor tecnología posible para retomar la vida, queremos nuestros consultorios médicos, colegios y salas de atención al público con los mejores purificadores de aire del mercado, necesitamos tecnología para lograr al distanciamiento social, barreras plásticas, teletrabajo, comunicación a distancia, en general, una transformación digital de los procesos burocráticos.


La vuelta a la vida deberá ser una mezcla de cultura y tecnología. Ambas no son fáciles de lograr, pero El Salvador se ha enfrentado a muchos desafíos y siempre ha sabido salir adelante. No dudemos de que esta nueva transformación hacia el mundo post-covid la lograremos.


Como biólogo, estudiamos las curvas de relaciones interespecíficas (presa-depredador o virus-huésped) las intervenciones humanas nunca logran modificar el patrón normal de las curvas intraespecíficas, o sea que solo en raras ocasiones logramos extinguir especies, pero estas son normalmente poco adaptables genéticamente, como tigres, linces o rinocerontes, en especies como bacterias que tengan una alta variabilidad genética, la posibilidad de incidir es mínima. En el caso de virus es todavía más complicado. Dicho esto, al COVID no lo vamos a extinguir, así como no extinguimos el VIH, aprendimos a vivir con él, a tratarlo mejor y sobre todo a prevenirlo. Esperemos que tengamos pronto una vacuna, pero mientras tanto lo mismo ocurrirá con el COVID, tendremos que aprender a vivir con él.

Esto no es magia, es ciencia. Tratemos de tener nuestra tecnología lo más desarrollada posible y a la mano; y cambiemos nuestra cultura.

Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/

Publicado originalmente en El Diario de Hoy el 12 de enero de 2020

Es una tragedia lo sucedido en Australia, fue una tragedia lo que pasó el año pasado en el Amazonas, en Siberia o en California. Es un efecto más del cambio climático. No importa si son provocados o naturales, el cambio climático es un factor de aumento de vulnerabilidad, o sea, las cosas serán peores. Estos incendios con un verano menos seco en Australia hubieran sido fácilmente controlables.

Los fenómenos de blanqueamos de los corales son otro efecto de la tragedia de nuestros tiempos. Cuando el coral muere solo queda la estructura calcárea, se producen grandes cementerios blancos en los arrecifes, producto del sobrecalentamiento de los mares o los cambios en los patrones de salinidad. Si los corales mueren, muere toda la vida marina asociada a ellos, perdemos millones de toneladas de alimento para la humanidad por esto.

Los ambientalistas tendemos a oírnos fatalistas cuando hablamos de estas cosas y la verdad la crisis climática no es para menos. Pero los grandes cambios o las grandes soluciones no son soluciones de arriba hacia abajo, son de abajo hacia arriba. Solo cuando los patrones de conducta y de comportamiento cambian entonces las cosas sucederán. Lo que quiero decir es que el motor más grande del cambio, en el sistema económico en que vivimos, es el patrón de conducta del consumidor; si afectamos y cambiamos este patrón, entonces encontraremos soluciones.

Por ejemplo, aunque todavía podemos mejorar mucho en la protección de la tortuga marina, El Salvador cambió en 2009, no porque hubo un decreto de prohibición. Eso no provocó el cambio. El cambio genuino fue el programa de conservación de tortugas marinas, que fomentó el cambio del depredador de tortugas a conservador de tortugas. El que encontró el giro de negocio, a liberar tortugas como una fuente de ingreso, en contraposición a vender los huevos. Al cambiar la actividad económica se lograron los cambios permanentes y a la fecha así es: los lugares en los que el modelo económico funcionó son donde la tortuga se sigue conservando. Los otros lugares, a pesar de la prohibición, siguen igual

El mismo caso es con la regulación del carbono, una alternativa como el “cap and trade” o los grandes mercados de carbono propuestos por el acuerdo de París, son una solución económica la cual puede permitir que logremos la descarbonización del mundo. Una prohibición al carbono sería ilógica y contraproducente al bienestar de las personas.

Lo de Australia es impresionante, al mismo tiempo absurdo. Es un retroceso para la humanidad, pero sobre todo es una vista al futuro, esto será cada vez más frecuente. Todos tenemos la posibilidad de poder hacer algo al respecto. Nuestros hábitos de consumo podrán evitar que más Koalas se quemen. Si elegimos productos carbono neutral, si le reclamamos a las empresas que sean y adopten prácticas de carbono neutralidad, si exigimos una mejor matriz energética, si adoptamos y consumimos productos que sean descarbonizados, si optamos por productos que vienen de mejores prácticas agrícolas, si le apostamos a la electromovilidad, si somos más eficientes en el transporte de bienes de consumo, si consumimos más reciclado, si hacemos todas estas cosas entonces y solo entonces estaremos en camino a la descarbonización del mundo y entonces podremos soñar con un mundo mejor. Todos podemos ser carbono neutral.

Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/

Mala Costumbre navideña

Soy conciente de los grandes esfuerzos que ha hecho el MOP para hacer obras de mitigación. Dos de las cinco cárcavas de Ilopango se han hecho obras. Se que por lo menos una más esta en negociación entre la empresa constructora y el MOP. Se que con plata gestionada a través del PNUD se están licitando obras de mitigación para la quebrada El Arenal y otras tantas más. Aun así es insuficiente. La gente está en peligro de muerte.

Es un vicio perjudicial, en estos momentos que tan sufrido ha estado el año en la economía, vamos ahora a tirar dinero, por una explosiones de diversión. ¿Es esta nuestra diversión navideña? Explotar pólvora, o ¿es el reunirnos con nuestra familias, pasar como una comunidad y compartir alimentos juntos? Sin lugar a dudas creo que la segunda es la cuestión más importante.

No te compres unos pesos de explosiones, dale la alegría a los tuyos con un regalo. Compartan unos tamales, un pan con chumpe o cualquier otra costumbre que tengan. Es una manera de invertir nuestro dinero en lo más importante que tenemos, la familia. No en el fugaz riesgo de unas cuantas luces.

Es una costumbre barbárica que todos los años arroja innumerables niños quemados, hasta se vuelve morbosa mientras vemos las noticias del día siguiente con el recuento de niños quemados. No es posible que esta costumbre no pueda ser rota. Hay costumbres salvadoreñas que las hemos cambiado. Si no, vean el cambio que ha tenido El Salvador con el consumo de huevos de tortuga. Desde que se comenzaron a plantear serios esfuerzos por evitarlo, ha descendido considerablemente, si hay algunos que todavía lo hacen pero el cambio ha sido grande.

Con el consumo de huevos de tortuga también argumentaban que se perjudicaría la economía de los pobladores de la costa, pues se han encontrado soluciones para que no se vean afectados, alternativas productivas, contratos para que se vuelvan protectores en vez de saqueadores y muchas otras medidas más. El Salvador lo está logrando. Pero el paso más significativo es en la mente de los salvadoreños, ya sabemos que esa costumbre es inconveniente, el abuso que realizamos en el pasado nos pasa ahora la cuenta con la prohibición del consumo. Lo mismo puede pasar con los fuegos artificiales.

La economía de los productores nacionales de fuegos artificiales ya fue afectada, la mayoría de productos ahora son importados de China. Con hacer la vista a un lado ya no están protegiendo la economía nacional, sino la China. Los importadores de fuegos artificiales encontrarán otras maneras de hacer negocio, no se puede respetar un negocio que cause niños quemados, contaminación y despilfarro.

El uso de este tipo de productos debería de estar mucho mejor regulado, porque la infinidad de niños quemados demuestra que los padres no han podido tener el control necesario para cuidar a sus hijos. En este caso si es necesario la regulación.

Pero sobre todo el poder de cambiar esta costumbre está en nosotros. Podemos decir no consumir más este tipo de productos y tener una navidad en familia o podemos decir continuar estas costumbres incivilizadas. Desde todos los puntos de vista esta costumbre no tiene sentido.  ¿Hacemos un trato?

Promesas en la lluvia

lunes, mayo 02, 2011

Soy consciente de los grandes esfuerzos que ha hecho el MOP para hacer obras de mitigación. Dos de las cinco cárcavas de Ilopango se han hecho obras. Se que por lo menos una más esta en negociación entre la empresa constructora y el MOP. Se que con plata gestionada a través del PNUD se están licitando obras de mitigación para la quebrada El Arenal y otras tantas más. Aun así es insuficiente. La gente está en peligro de muerte.

Cada vez que llueve, hay familias en San Salvador que su vida está apunto de desaparecer. Tal vez ya estamos cegados y la realidad nos desborda. Cada vez que alguien se sube a un bus está en peligro de muerte o cada vez que regresamos a nuestras casas por la noche. Pero también cada vez que llueve hay familias que están apunto de perderlo todo.

Don Miguel vive en la 10 de octubre. El puente se les cayo el año pasado. El río se desvió justo hacia la casa donde vive su mamá. Perdió la casa y un primo. Ahora doce personas viven en la casa de al lado. En la próximas lluvias pueden perderlo todo. A don Miguel le prometieron una solución y todavía nada. Don José de San Jacinto, doña Patricia de San Ramón y muchos otros. Nuestra ciudad es vulnerable y hacemos esfuerzos insuficientes.

La gente vive en lugares que no debería, es un hecho. Se dan permisos de construcción en lugares donde no se debería. Y la ley de ordenación del territorio está llegando más lenta que una procesión santa y, peor aun, falta que ver la aplicación de la ley. El camino es larguísimo y no se le ve fin. Pero la gente sigue viviendo donde su vida depende de solo una tormenta.

A Doña Patricia de San Ramón le llego a la semana de la inauguración del nuevo Presidente, una delegación que le prometió obras de mitigación. Se la prometieron en reunión de vecinos la Secretaria de Inclusión Social, el Ministro y Viceministro de Obras Públicas, el Ministro de Medio Ambiente y el Alcalde de Mexicanos. Todos dijeron, con la Secretaria a la cabeza, llego el cambio, pronto tendrán las obras de mitigación para este asunto del picacho, les haremos una canaleta y muchas cosas más.

Promesa que hasta este momento no les han cumplido. Y es más no lo reciben en los Ministerios, no les dicen con claridad que pasa, no les dan ni una tan sola luz. Esto lleva a doña Patricia y sus vecinos se sientan contra la espada y la pared: “no sabemos que será de nosotros, lo que sabemos que es que de una manera u otra vamos a solucionarlo”. Es que no es para menos, ni han puesto una señalización clara de las vías de evacuación.

Es que los vecinos de San Ramón viven en la zozobra, existe un deslave potencialmente tan peligroso como el de Montebello del 82. Durante la tormenta Agatha tuvieron que apresuradamente evacuarlos. Existe ya un consenso técnico y dentro de la administración pública sobre el riego de la zona. Tanto así que les han hecho promesas claras para solucionar su problema. Y nada.

No es posible que casi dos años después no les digan exactamente en que estado está todo. No se vale prometer, no cumplir, no decir nada y no recibirlos. No se vale no cumplir.