Category: Noticias y política


Son pocos los que han reflexionado en las afecciones y patologías que se pueden desarrollar por este prolongado estado de estrés, especialmente preocupante es la psicología de la niñez. Aun en el mejor de los casos, donde viven en un hogar compuesto por padre y madre; y estos tengan las condiciones mínimas de vivienda que permita el mínimo de esparcimiento, esto situación de cuarentena es extremadamente dura.

Espacios públicos abiertos

No voy a debatir sobre los beneficios al sistema de salud o la prevención de muertes, o las afectaciones a la economía o al empleo. Sino que lo vamos a hablar de lo que esta situación le está produciendo a nuestra niñez y juventud. De entrada, sabemos que las condiciones de nuestra niñez y juventud no son ni cerca de ideales, la gran mayoría de hogares rotos, la gran mayoría de casas en estado sumamente precario, la gran mayoría de barrios tomados por las pandillas.

Si a esta zozobra habitual, le sumamos la falta de estructura educativa y les quitamos los pocos espacios disponibles de sano esparcimiento, el resultado es fatal. ¿qué vamos a hacer para volver a motivar a los jóvenes? ¿Como les decimos a esos niños que vale la pena su país? ¿qué esperanza les va a quedar, si los poco que tienen se los han quitado?

La recuperación de barrios y espacios públicos siempre ha sido una de las tareas más importantes para la reconstrucción del tejido sociales, pero ahora en estos tiempos y con periodos de cuarentena y privación de espacios por más de 3 meses seguidos, no son importantes, son necesarios. Necesitamos encontrar maneras de generar espacios de convivencia libres de COVID, necesitamos con extrema urgencia, que nos regresen nuestros parques.

Necesitamos que el Parque Cuscatlán regrese a cumplir su función, nadie está hablando de trasladar al riesgo y que el parque se vuelva un centro de contagios, estamos hablando de una apertura de los espacios públicos al aire libre, de manera ordenada, donde un grupo familiar, que de todas maneras conviven en espacios cerrados, puedan salir y caminar, ver árboles, comerse un mango y pensar en algo más que no sea si se van a morir el día siguiente.

Es que esa sensación que la muerte está a la vuelta de la esquina, real o imaginaria, solo llevará a que cada día más los niños y los jóvenes pierdan cualquier esperanza de un mejor mañana y entonces cuando eso pase, no habrá quien les diga que no tienen que migrar, no habrá quien les diga que no vale la pena unirse a una mara, cuando has perdido todo hasta la mano amiga de un marero puede ser reconfortante.

Por tanto, si el análisis científico es que le país no está listo para la reapertura económica, no pierdan ni un segundo más en buscar la reapertura de los espacios públicos al aire abierto, la salud mental de una generación lo necesita, el país lo necesita no sigamos acumulando energías potencialmente volátiles e innecesarias en una sociedad donde poco necesita para arder. #usamascarilla

Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/


Publicado originalmente en El Diario de Hoy el 7 de mayo de 2019

Cuando en 2005 creamos la Ley de Áreas Naturales Protegidas (LANP), incluimos una figura muy interesante. En el artículo 8 de la ley se establece el mecanismo de gestión de las áreas protegidas: un nivel estratégico, un nivel administrativo y un nivel local. A nivel local se crea la figura de los Comités Asesores Locales (COAL) “como el principal instrumento de participación y coordinación entre el área natural protegida y su espacio social aledaño”.

Estos COAL no buscaban ser una suma de ONG o Asociaciones de Desarrollo Comunitario (ADESCOS) ni burocratizar la administración de áreas protegidas, sino ser ese instrumento que permita desarrollar el área en armonía con su entorno. Estas figuras se recogen en muchas legislaciones a nivel mundial. La española, por ejemplo, habla de la creación de “Patronatos” para los Parque Nacionales, los cuales tiene una función un poco más amplia pero al fin de cuentas son un mecanismo de participación ciudadana. Son un directorio que regulas las actividades propuestas por la administración del parque.

La inversión que se está realizando en el Parque Cuscatlán en nuestro país no estará completa sin la inclusión de un “Patronato del Parque” aunque para parques municipales no está incluida la figura, si se puede utilizar aspectos de la LANP para guiar la creación del mismo. Este instrumento ayudará a una administración eficaz y transparente. Mismo instrumento debería aplicarse para la gestión del Parque Zoológico Nacional.

Ya sabemos de qué adolece el parque, ya sabemos cuál es la enfermedad. Ahora está en nosotros tratar de impulsar que se tome la medicina. Un patronato del parque dará credibilidad en cualquier acción que se promueva. El parque Zoológico ha adolecido del mismo mal por generaciones. Si hacemos una revisión de las hemerotecas nacionales encontraremos publicaciones de los 90, 80 y hasta de los años 70, con duras críticas a la administración del parque.

No es cierto que no se han intentado soluciones. Ha habido diversos directores del parque con coraje que han logrado algunos avances, se han hecho inversiones en infraestructura y reformas administrativas, pero no se ha logrado el éxito requerido y no se logrado transparente el uso de los recursos recaudados. Un patronato que vele por la buena administración de los recursos deberá ser un paso en el sentido correcto.

El espacio social aledaño son todos los implicados que puedan aportar para solventar los grandes problemas del Zoo, pueden ser ONGs que quieran aportar, algunas de las instituciones que su mandato de ley les atañe velar por la educación y la conservación de la biodiversidad, pero sobre todo de ciudadanos que por su trayectoria y honorabilidad puedan garantizar la transparencia en el uso de los recursos.

Teniendo en patronato, debemos pensar en reformar asuntos administrativos, mejoras y cambios de personal, asuntos técnicos del manejo de los recintos. Las remodelaciones que se planteen no tienen que ir en función de cómo se ve el Zoológico, sino como cumple mejor su función educativa. Habrá que pensar en el manejo de la entrada y la administración de ese fondo de actividades especiales y habrá que pensar en otras tantas cosas más. Pero no tiene sentido pensar en más cosas a menos que se cree y se seda la administración a un patronato.

Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/

Publicado originalmente en El Diario de Hoy el 16 de marzo de 2019

El Parque Zoológico Nacional está lleno de crueldad. Algunos argumentan que debería cerrarse: por el abandono en que está, por la falta de inversión y por la mala experiencia educativa que representa. El mayor problema del zoológico son algunos seres humanos que están contratados.

Conozco profesionales increíbles que han dedicado mucho tiempo de su vida a ayudar al Zoo; de los mejores profesionales del país han pasado por ahí y no ha habido solución. Conozco al director y varios exdirectores, conozco a veterinarios, biólogos, jauleros y otros tantos con mística acrisolada, pasión por su trabajo, que no duermen cuando un animal está enfermo. Pero el Zoo está enfermo. Escudados en sindicatos se han reunido lo peor que tenemos como sociedad y nunca ha habido quien tenga el valor de hacerles frente. Nadie se ha parado y dicho ¡basta ya! Cada vez que ha habido exigencias administrativas, se desquitan con los animales; cada vez que se les obliga a cumplir con sus responsabilidades laborales, aparece un animal muerto. Cada vez que se tratado de llegar a una solución, el chantaje y la bajeza han ganado.

Es un ambiente que debería ser un encuentro con la naturaleza, educativo, familiar; un lugar donde nuestros hijos puedan aprender de las maravillas de la naturaleza, asombrarse por ver aves de colores, reírse por ver monos jugando, comprender lo imponente que es un jaguar; un espacio que bien administrado debería de ser grandioso. Nuestro Zoológico dista mucho de ser esto, es un ambiente viciado, es un ambiente de muerte, de crueldad, donde circula el mal.

La gente que ha pasado por el Zoo me ha contado tantas historias, como que es habitual que se pierdan animales bajo llave. Cuando se investiga o la policía interviene, vuelven aparecer mágicamente dentro de sus jaulas. Una vez un grupo de veterinarios se dedicó a investigar cuáles eran las causas de mortalidad del Zoo, se descubrió que los envoltorios de comida eran un de las principales. Con datos sólidos fue una batalla campal lograr sacar de las instalaciones del Zoo a los vendedores, da la casualidad que los puestos de venta de comida y churritos son de familiares de los miembros del sindicato.

Cada medida administrativa implementada se ha topado con resistencia de los sindicatos, y la moneda de cambio son los animales. Hieren, mutilan y matan animales con el objetivo que la administración del Zoo se vea afectada. Amplios reportajes periodísticos enumeran la cantidad de muertes del Zoo y se culpa a los administradores. Estos temerosamente salen a dar declaraciones y no enfilan su artillería a los verdaderos culpables. Temerosos porque si hablan seguro aparece otro animal muerto. Han dejado que le chantaje les gane, o los directores no se sienten con la fuerza suficiente para pararlos. Llegamos al grado de implementar un sistema de videovigilancia, tanto para monitorear a los visitantes, pero sobre todo para monitorear a los empleados. Durante este proceso, curiosamente, de los últimos recintos en ser instalado el sistema fue el de Gustavito y ya todos conocemos cual fue el resultado.

Ya basta. Hay un mal que vive en el Zoológico Nacional. Ya no podemos soportar la indiferencia, la tibieza o la inacción. Para salvar al Zoo solo podemos si llegamos a la raíz del mal y si en este procedimiento terminamos cerrando el Zoo y mandando a todos a su casa, que así sea. Pero no se vale que sigan matando animales como carta de negociación porque les exigen trabajar. No más.

Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/

La Ratonera

Publicado originalmente en El Diario de Hoy el 22 de febrero de 2019

En los experimentos clásicos con ratones hay tres factores que inducen agresividad: espacio, familiaridad y recursos. Por ejemplo, dos ratones machos con abundantes recursos a su disposición tenderán a tener menos peleas que dos machos con recursos limitados. La familiaridad del oponente también reduce la agresividad; por ejemplo, si dos ratones no se ven, no comparten espacios, no hay manera de identificarse unos con otros, estos ratones tenderán a tener más peleas que dos que de alguna manera estén más familiarizados unos con otros. Dos ratones encerrados en un metro cuadrado tenderán a tener menos peleas que dos ratones encerrados en 20 centímetros cuadrados.

Un análisis poblacional más amplio de algunas especies de roedores nos dice que existe un control intraespecífico para mantener la población en un nivel donde se minimice la agresión. Por ejemplo, si la ratonera (grupo de ratones de una población) tiene escasez de alimentos, sobrepoblación o demasiados “líderes” (machos dominantes), las hembras se negarán a reproducirse, hasta que las condiciones ambientales cambien. Los lemmings sufren descensos poblacionales drásticos cada 4 años, se ha vuelto un comportamiento cíclico. Cuando no existen patrones intraespecíficos que regulen las poblaciones son factores externos los que regulan una población.

El Salvador se ha convertido en una ratonera. Vivimos en un tremendo experimento. Tenemos recursos limitados. No cabemos más en las ciudades y cada vez vivimos más detrás de un muro. Es evidente la agresividad que se desata en las carreteras, la agresividad con la que nos relacionamos con nuestros vecinos. Son evidente los signos de agobio y encierro en el que vivimos.

Nosotros no somos ratones, somos seres más desarrollados. Está sensación de agobio no debería de transformarse en agresividad. Tenemos nuestra inmensa capacidad de nuestra vida espiritual que nos ayuda a sobrellevar nuestros impulsos más básicos. Pero a pesar de esto, si no logramos atender estos tres factores, nuestra sociedad seguirá viviendo como en una ratonera.

Necesitamos botar los muros, no podemos seguir viviendo con miedo de nuestros vecinos, no podemos seguir viviendo a escondidas del resto de ciudadanos. Necesitamos espacios de convivencia, parques como el Cuscatlán debería ser la corazón de la ciudad, espacios donde nos podamos ver la cara, saber quién nos rodea, donde no tengamos nada que esconder porque no hay nada que esconder, solo así recobraremos la confianza que nos permita salir de la ratonera.

Necesitamos mejorar nuestro espacio; esto significa que hay que tener un programa intensivo de recuperación de barrios. No es posible que en El Salvador la gente viva sin las condiciones mínimas de higiene. No hay desarrollo por tener televisor; hay desarrollo por tener techos firmes, piso y un baño decente, con iluminación en las calles de acceso, limpio, sin excremento de animales o cerros de bolsas de basura. Necesitamos espacios en las carreteras, necesitamos inversión pública para la movilidad. Hay que hacer las concesiones públicas necesarias para que tengamos un sistema de transporte eficiente. Necesitamos un metrobús de verdad. Tenemos una inversión millonaria botada en Soyapango.

Necesitamos proveer los recursos que el país necesita, agua abundante y para todos, comida de calidad y nutritiva. No por designio presidencial, sino como incentivos en la dirección correcta. Necesitamos incentivar la producción agrícola de calidad, la producción de alimentos nutritivos y la educación alimentaria.

Hay que romper el ciclo de la violencia, no tratemos los síntomas y no el origen de la enfermedad; si no, acostumbrémonos a vivir en nuestra querida ratonera.

Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/

Publicado originalmente en El Diario de Hoy el 16 de enero de 2019

Independientemente de quien administre el Ejecutivo en el próximo quinquenio, necesitamos resolver algunos temas claves de nación. En este artículo enumero los cuatro que considero fundamentales de la agenda ambiental. Hay más, pero esto no debería de faltar en ningún programa de gobierno.

Agenda Ambiental El Salvador

1. Agua para todos: esta acción tiene como objetivo garantizar agua de calidad para todos, para cada uno de los habitantes de El Salvador, para los cultivos y para la industria. El 3 de diciembre de 2018 ya he dedicado una columna a este tema. Los puntos centrales son: gestión de aguas residuales, cuencas, áreas protegidas y sistema de distribución de agua potable. Independientemente que nuestros diputados solventen la deuda histórica de la ley general del agua, hay muchas cosas en que se pueden avanzar: se puede estandarizar todos los cobros relacionados a la gestión de agua potable y saneamiento; se puede coordinar mejor la inversión de esta compensación en un fondo de agua, enlazado al mejor manejo de áreas protegidas. Se puede impulsar la construcción de un sistema de saneamiento ambiental para el gran San Salvador. Se puede reparar los kilómetros de acueductos en mal estado.

2. Reforma al sistema gestión ambiental: El reporte de Doing Bussines 2019 califica a El Salvador como el décimo país del mundo que más se tarde en otorgar permisos de construcción, una de las principales razones es la ineficiencia del sistema de gestión ambiental. Esto no es responsabilidad exclusiva del MARN, muchos colegas prestadores de servicios ambientales no tienen las competencias adecuadas para los servicios que ofrecen. Muchas empresas, por ahorrarse tres pesos, pagan mal o contratan a prestadores de servicios ambientales sin experiencia. A pesar de los esfuerzos en mejorar, el sistema actual genera ineficiencias. Claramente Costa Rica y Belice hacen mucho mejor trabajo de conservación y manejo de sus recursos naturales. Y ellos son mucho más eficientes en sus sistemas de obtención de permisos, no podemos argumentar que nuestro sistema es estricto para obtener calidad. El Salvador pierde inversión por esa ineficiencia y pierde conservación, nos seguimos degradando. Hay que cambiar este perder-perder por un ganar-ganar.

3. Uso sostenible de los recursos naturales. Es necesario la utilización del recurso pesca, forestal, agrícola. Pero hay que hacerlo de mejor manera. Es necesario potenciar el enfoque de sostenibilidad en el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Este enfoque tiene que reactivar el sector pesquero, hay que promover la acuacultura, las vedas y mejorar las artes de pesca para incrementar su productividad y conservación. Este enfoque promoverá la Agricultura sostenible, el mercado está preparado para consumir más orgánicos, más denominaciones de orígenes y más calidad, no podemos competir con países vecinos en volumen, pero sí podemos competir en calidad, en especialidad. Un enfoque que mejore la gestión del agua para riego: el agua en lluvias inunda, en época seca falta, hay que promover mejores sistemas de riego. Incentivo para la mejor producción forestal: hay que incentivar los cultivo agroforestales, como por ejemplo cacao. Hay que reformar el sistema cafetalero y diversificar la sombra del café.

4. Cultura Ambiental: El Salvador es un país sucio, nos moriremos si no hacemos algo urgentemente, esto seguirá provocando una tras otra epidemia de salud pública. Necesitamos encontrar la manera de que El Salvador sea un país limpio y eso solo se logra si hay una cultura ambiental distinta. Reciclaje: la basura es un negocio millonario, actualmente las alcaldías están atrapadas pagando a MIDES u otro relleno, grandes cantidades de dinero, para depositar los desechos sólidos que representan una parte muy elevada de sus presupuestos. Con un plan de reciclaje articulado, podemos darle valor agregado a la basura, podemos liberar el presupuesto de las alcaldías y podemos generar materia prima de calidad para la industria nacional. Pero esto se lograra si tenemos y promovemos una cultura ambiental distinta. Parques y recreación: necesitamos que la ciudadanía se comunique y se conecte nuevamente con la naturaleza, hay que rescatar parques, crear parques e incentivar los parques para la ciudadanía. Esto da salud y seguridad.

Cuatro temas clave que esperemos que un nuevo gobierno pueda fortalecer, como ven no es una laborar solo de un Ministerio, pasa por una articulación fuerte con ANDA, con Salud, con Agricultura y con las Alcaldías Municipales. Necesitamos un líder que tenga estos ejes claros para que no sea labor de un ministerio sino labor de un Gobierno.


Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información del autor en http://samayoavaliente.com/

Publicado originalmente en El Diario de Hoy 17 de diciembre de 2019

El pacto social está roto. Se ha roto la confianza que tenemos en el gobierno, en el sector productivo e incluso en la sociedad civil. Esta falta de confianza no genera inversión, ni innovación, ni productividad, ni equidad. Esta ruptura es tan grave que hemos perdido la confianza entre nosotros mismos. Latinobarómetro en 2017 indicó que solo el 17 % de los salvadoreños tenemos confianza interpersonal, es decir que tenemos confianza en nuestros vecinos, en las personas que nos rodean. Aunque es tres puntos arriba del promedio latinoamericano, es un resultado desalentador.

Leviatán

Hemos perdido la confianza en nuestras instituciones. Es claro que, en el momento que pagamos nuestros impuestos ponemos en duda que veamos un retorno positivo de lo que pagamos. Hemos perdido confianza en el sector productivo. No confiamos en lo que nos prometen; sentimos que nuestros derechos como consumidores no son respetados y que en la primera oportunidad que tengan nos estafarán. Incluso la misma sociedad civil sentimos que nos estafa, que más que un genuino interés en la sociedad, es un interés en conservar sus empleos.

Quizás es una postura muy cínica, pero los datos de Latinobarómetro nos pintan esa realidad. Esto no significa que no podamos construir confianza. Reparar nuestro averiado pacto social. Necesitamos una hipertransparencia profunda, diáfana. Esto, a los que tienen algo que esconder les dolerá mucho, pero solo si quitamos todos los velos que existen adentro de nuestras empresas, nuestro talento humano tendrá confianza en lo que hacemos. Solo sí transparentamos por completo el uso de los fondos públicos, entonces podremos recobrar un poco de confianza.

La cura para reparar nuestra democracia rota es más democracia. No podemos buscar soluciones antidemocráticas o antipolíticas. Necesitamos profundizar en la democracia, necesitamos crear mecanismos de diálogo funcionales, tenemos que invertir en el capital social. Solo así podremos reparar el pacto.

Podemos recuperar nuestro pacto social si buscamos mejorar en seis áreas: bienestar humano y progreso social; creación de riqueza; innovación y tecnología; balance ambiental y ecoeficiencia; política económica y mercado de capitales; y desarrollo institucional y contrato social. Ojalá sea esta la discusión que tengamos como sociedad, si nuestra discusión sigue estando desenfocada, no lograremos recuperar la confianza.

Si llevamos a los funcionarios públicos a las comunidades y no llegan en grandes camionetas sino que como un ciudadano, entonces habremos comenzado a recuperar la confianza. Si vemos al sistema judicial independiente y juzgando a los corruptos, entonces comenzaremos a recuperar confianza. Si logramos que nuestros vecinos no nos bloqueen la salida de nuestra casa, si el camión de la basura pasa todas las semanas y a la misma hora. Si la etiqueta de los productos refleja la realidad del contenido. Si logramos reducir la tentación de utilizar el marketing político para engañar y la cambiamos por el diálogo abierto, transparente y sincero. Entonces y solo entonces repararemos lo que hemos estado sistemáticamente rompiendo.

No necesitamos líderes políticos, empresariales o de cualquier tipo, que busquen fomentar la desconfianza que refuerce nuestras diferencias. Necesitamos líderes que no nos mientan; personas con integridad absoluta y con valores. Este es un proceso radical, que nos pueda dar la tentación de parar, pero mientras no pongamos un vidrio enfrente de nuestras casas y dejemos la puerta abierta, no lograremos no tenerle miedo a nuestro vecino. Es un acto de egoísmo colectivo, sustraerse determinados derechos y entregarlos a una instancia superior creada por el colectivo, el Leviatán, para asegurar nuestra supervivencia.


Rodrigo Samayoa Valiente es un profesional en sostenibilidad empresarial. Consultor/Speaker en Sostenibilidad ambiental y Gobernanza corporativa. Puedes encontrar más información de este tema en http://samayoavaliente.com/

Tomarse el cerro

16 de Mayo de 2011

Hay una frase de Facundo Guardado que siempre recuerdo cuando escucho a movimientos jóvenes: “Tómense un cerro primero”. Lo decía en una reunión con un grupo de jóvenes que se quejaban de que los partido políticos no les daban espacio. Era claro el mensaje, dejen de quejarse y hagan lo complicado, no pidan permiso, simplemente pasen adelante.

Los partidos políticos son aparatos que buscan el poder y una vez lo obtiene buscan como conservarlo. De igual manera los lideres de los partidos. No será porque se ha cansado que el Secretario General del Frente deje su puesto, será porque pierda el control del partido y el respaldo. El Presidente de ARENA seguirá siendo Presidente hasta que alguien le diga, discúlpeme señor que aquí vengo yo y quiero la responsabilidad.

Para las cúpulas de los partidos las juventudes son un sector y no pasan de eso, los directores de juventud tiene que dar el paso de ser un sector a ser una parte integral en la decisiones de los partidos. Yo hubiera esperado que alguien pudiera decirle al Secretario General del PDC: “miré, ya que hay que refundar el partido, yo que represento a las juventudes demócratas cristianas, yo que pienso y creo en el doctrina social de la iglesia, ahora voy yo”. Pero al parecer eso no va a pasar. Gustavo Moreno te estamos esperando.

Me ha gustado que en el CD la juventud diga claramente que no quiere a Chévez como secretario general. Pero aun así es tímida la respuesta. La conclusión es clara, sí Dada, Zamora y Silva están en el ejecutivo; Kattán y Durán son impresentables; pues o traen de regreso a Jorge Villacorta o es el director de juventudes. Mejor todavía juntos. Tal vez así resucita el CD. Marlon Anzora te estamos esperando.

Se que las juventudes del Frente han intentado los suyo. La organización en Santa Tecla merece un claro reconocimiento. Pero si no se atreven a cuestionar a su propio alcalde no tendrán ninguna credibilidad, se les verá como un brazo al servicio de Óscar Ortiz. Yo se que no son eso, pero necesitan probarlo. Después de tremendo acto de rebeldía, a la dirección no le quedará otra que escucharlos.

Rebeldes, porque si la juventud no es rebelde ya estamos fritos, si la juventud es conservadora, ya estamos fritos, porque si la juventud no se atreve a tomar un riesgo y hablar, ya estamos fritos. Aquí no vamos a esperar a nadie, no vamos dejar que nadie esté cómodo. Los periódicos tuvieron que tener un Faro para dinamizarse. Pues los partidos tendrán deberán tener su Faro también.

Paolo Luers escribía hace poco una carta a los jóvenes. Muchos han tomado nota de esa carta, muchos Liberales, Verdes o Social Demócratas, han leído con atención esa carta. Ahora yo le agrego, es la hora de tomarse el cerro. Ahora hay que darle vuelta a los partidos en decadencia y los refundamos. Y si no se dejan fundamos el propio.